La necesidad de formar educadores de adolescentes, es una de las definiciones básicas del
Plan de Estudios 1999 para la Licenciatura en Educación Secundaria. Esta definición explica las
razones por las cuales en la formación común de todas las especialidades se estudian las
características generales y especificas de los adolescentes y se promueve el dialogo y la
interacción con estudiantes de secundaria en contextos escolares y extraescolares.
Durante los primeros cuatro semestres de la licenciatura, los futuros profesores de educación
secundaria han estudiado en profundidad las características de los procesos y cambios más
importantes de los adolescentes: el crecimiento y la sexualidad, la conformación de la
identidad personal y las relaciones sociales, así como el desarrollo cognitivo y el aprendizaje.
Aunque estos aspectos, por razones de método, se han estudiado por separado, desde el
primer curso se destaca tanto el carácter integral de los cambios y la influencia mutua que
existe entre procesos biológicos, intelectuales y sociales, como el carácter individual y
diferenciado de esos cambios.
Además de que en cada curso referido al desarrollo de los adolescentes se combina la lectura
y la reflexión sobre datos y argumentos contenidos en los textos, los estudiantes normalistas
participan, desde el primer semestre de la licenciatura, en jornadas de observación y practica
en diversas escuelas secundarias; en estas jornadas recogen información que es analizada
para propiciar la reflexión sobre los adolescentes y la vida escolar, ello permite avanzar en el
desarrollo de la capacidad para comprender las actitudes y otras características del
desenvolvimiento de los estudiantes de secundaria.
Bajo el supuesto de que los propósitos principales de los cursos mencionados han sido
alcanzados, los estudiantes normalistas habrán adquirido suficientes elementos para
comprender la complejidad del mundo de los adolescentes; las preguntas e intereses vitales
que determinan gran parte de sus acciones y reacciones ante las expectativas del mundo
adulto; la dinámica de los cambios que experimentan; su gran potencial de aprendizaje
respecto a asuntos realmente relevantes, así como la influencia de los factores sociales y
culturales en la construcción de su identidad y en sus oportunidades de desarrollo.
Los conocimientos, las habilidades y la sensibilidad para relacionarse con los adolescentes son
bases imprescindibles para ejercer una docencia que haga posible un aprendizaje potente para
comprender el mundo social y natural, así como para actuar con las competencias
intelectuales y personales fundamentales.
Este curso tiene la intención de fortalecer la formación de los futuros profesores y continuar
propiciando una actitud reflexiva de apertura y comprensión de la diversidad que caracteriza a
los adolescentes.
Tomando en cuenta los conocimientos y las experiencias adquiridas por los estudiantes
normalistas, el curso se concentrara en el estudio de aquellos factores sociales, culturales y
escolares que, cuando confluyen, afectan gravemente el desarrollo sano y equilibrado de los
adolescentes e impiden que en el futuro se incorporen a la vida adulta con niveles aceptables
de bienestar.
Es cierto que las características del periodo (por los cambios que se presentan a partir de la
pubertad), con las enormes variaciones individuales que se manifiestan, hacen que los
adolescentes, a diferencia de los adultos, sean especialmente vulnerables frente a los riesgos:
adicciones, afiliación a grupos violentos, embarazo precoz, fracaso y deserción escolar, entre
otros.
Si bien no todos los adolescentes ?aun los que viven en contextos marginados? se encuentran
fatalmente en situaciones de riesgo, un sector numeroso de esta población ha sido ya afectado
por estos riesgos y no permanece en la escuela (por ejemplo, los "muchachos de la calle").
Asimismo, hay otros que pueden estar expuestos a ciertos riesgos y asisten todavía a las aulas
de las escuelas secundarias. En estos casos la intervención educativa oportuna y eficaz puede
lograr que esos estudiantes encuentren la oportunidad para superar los obstáculos que les
presenta un contexto adverso a su desarrollo sano y equilibrado.
El conocimiento del contexto en el que se desenvuelven los estudiantes ?de los factores
sociales y culturales que más influyen en su desarrollo, en sus formas de pensar y en la
formación de sus expectativas de vida futura?, pero especialmente el desarrollo de la
capacidad y la sensibilidad para percibir señales de alerta en el transcurso de las relaciones
escolares, es clave para que muchos profesores, y la escuela secundaria en general,
abandonen la obsesión por lograr que los alumnos memoricen información frecuentemente
irrelevante y otorguen prioridad a la formación de personas integras, seguras de su capacidad
y con altas expectativas para su desarrollo futuro.
En el desarrollo de este curso habrá que dedicar especial atención a las características del
funcionamiento de la escuela y del trabajo docente que contribuyen a generar en los
adolescentes la sensación de fracaso escolar y personal, baja autoestima y frustración que,
combinada con entornos familiares y sociales peligrosos, pueden cancelar las oportunidades de
desarrollo futuro. También tendrá que tomarse en cuenta que aunque varios de los factores de
riesgo escapan a la acción escolar, la intervención educativa puede lograr que los alumnos
encuentren el apoyo necesario de otras instituciones gubernamentales y no gubernamentales.
Por eso es importante conocer las características de los servicios que prestan y los
procedimientos para acceder a ellos.
Es necesario recordar que para muchos niños y adolescentes una buena escuela es el
único espacio disponible para la convivencia saludable y estimulante. Por esta razón, el papel
de los maestros como educadores, y no solo como "enseñantes" de una disciplina, es vital
para atender a los adolescentes en situación de riesgo.
Las formas de trabajo en el aula de la escuela normal deberán propiciar el desarrollo de las
capacidades y la sensibilidad para detectar a intervenir oportunamente en estos casos; para
ello, en este semestre no basta la revisión de los textos incluidos en la bibliografía. Es
necesario, además, un intenso trabajo de campo que se llevara a cabo en la escuela
secundaria, en diferentes espacios de interacción entre adolescentes y en las instituciones que
prestan servicios de apoyo.
La revisión de casos y el curso en su conjunto permiten conocer la cruda realidad que viven
muchos adolescentes, como base para reconocer las dimensiones del reto de educarlos y para
desarrollar una visión consciente y al mismo tiempo optimista acerca de las posibilidades de
acción que tienen la escuela y los educadores.